asote-2 EL BOTELLON

El botellón, el ruido en la calle, los chicos son unos animales... Que bonito que es quejarse. Señores de aquellos lodos tenemos estos barros. Al joven le enseñamos o le hacemos creer que que es el rey de la creación, omnipotente y todopoderoso. Luego en contrapartida, nuestras autoridades, joden y maltratan a los empresarios que se ocupan de dar ocio a nuestros jóvenes (Discotecas) con reglamentos muy severos de edades, horarios, controles de drogas y demás. Los empresarios de las discotecas se ven obligados a exigir mucho a sus clientes. Rigidez en la puerta, entradas y consumiciones a precios desorbitados, horarios adecuados a la legislación vigente pero muy inadecuados a las necesidades del consumidos final. Resultado: Si tengo problemas para entrar en la disco, me soplan el poco presupuesto que me dan en casa, tengo que aguantar que el gorilas de la puerta me mire por encima del hombro, me dirijo al super, por dos pesetas, me compro mi racción de priba y mis canutos y a joder a la plaza del pueblo, donde no tengo horarios ni regalmentos que cumplir QUE PARA REGLAMENTOS YA TENEMOS BASTANTES EN LA UNI O EN EL CURRO. Todo tiene un motivo. Si las autoridades competentes se han empeñado en expulsar a los jóvenes de su habitat de ocio natural, estos que aun contando el bajo indice de natalidad conque contamos, aun existen, se reubican donde pueden y eso es en la puta calle, dando el coñazo a los vecinos. Pero no olvidemos que vecinos e hijos somos todos.

ASOTE

es impensable en los momentos en que vivimos, que gran parte de la ciudadanía nos cuestionamos la necesidad o la justificación de la monarquía, nos cuestionamos la necesidad o la justificación del clero (De todos los colores) argumentando especialmente el que no concebimos o entendemos la función social o necesidad de esas personas, puesto que para gobernar están los gobernadores y para auxiliar al espíritu están los psicologos y otros profesionales y no entendemos porque deben de haber unas castas con privilegios medievales, dado que la mayor parte de las cartas magnas, incluyen la sentencia de que todos los hombres somos iguales, ante la justicia y nacemos con los mismos derechos y obligaciones, es impensable, decía que en estos momentos existan unas castas, que se sienyan superiores al resto de los mortales, que se puedan enfrentar a una gran parte de la ciudadanía infringiéndoles unos daños innumerables sin ley que los pare y mucho menos que los castigue. Me refiero, como manda la actualidad a esa casta de descastados, empleados de lujo de Iberia, Aeropuertos y similares, aunténtica basura de la sociedad, que son capaces de ocasionar daños físicos, economicos y morales a millares de conciudadanos suyos, alegando que tienen mucho miedo de perder su empleo, que están cagados de miedo y en lugar de sentarse a hablar o a coaccionar o si es tan necesario haste de romperles la cara a sus superiores, tiene que ir a fastidiar a un montón de personas, que no tienen ninguna culpa de sus problemas no tienen ninguna capacidad para poderselos solucionar. Señor mío si tienes tanto miedo a perder el empleo, seguramente es porque sabes que lo que tienes no te lo mereces. Que estás en este puesto de trabajo por cuestiones muy diferentes a tu valía y a tus cualidades y si tienes que salir al mercado laboral, te lo tendrás que currar como cualquier hijo de vecino y eso para los cobardes y hombres basura no está hecho. Este tipo de personajillos, cuando dejan la teta de su madre, necesitan otra nueva donde agarrarse y succionarle todo su contenido sin pensar en ningún momento de que hay que ganarse las cosas con trabajo y honrradez. Un arepulsa muy grande para toda la casta de hombres basura, que para arreglar sus miedos, son capaces de realizar actos terroristas como los que hemos vivido en el aeropuetto del Prat estos día. Así mismo puedo decir que los Sres. politicos, no han estado a la altura de las circunstancias, pues si se les delga unas funciones, entre las que se cuenta el orden y el buen funcionamiento de la sociedad y todos sus mecanismos, es incomprensible que permitan que 40 energumenos puedan hacer el desastre que han hecho.